Cómo compartir tu fe cuando te sientes incómodo

Por lo general, nos gusta evitar cosas que nos incomodan. Por eso muchos cristianos no comparten su fe. Para algunos, es miedo al rechazo. Para otros, es no saber cómo iniciar esa conversación, miedo a no ser capaces de contestar preguntas, o incluso preocupación por ser juzgados.

Sin embargo, hay cosas en la vida que son lo bastante importantes como para soportar la incomodidad. Estamos dispuestos a someternos a la incomodidad de las primeras citas y las entrevistas de trabajo porque conseguir una relación y un empleo merecen la pena. Compartir la alegría de una vida con Jesús, el único que puede traer la salvación y una relación personal con Dios, también valen la pena. Pero para aquellos de nosotros que nos sentimos incómodos compartiendo nuestra fe – que es la mayoría de los cristianos, por cierto – ¿Cómo podemos superarlo?

Indigitous habló recientemente con Tyler Ellis, director de Let’s Talk Story, sobre ese tema. “Yo elogiaría a cualquiera que tenga ese corazón”, dice Tyler. “¡Querer que los demás conozcan a Jesús es la mitad de la batalla! Porque realmente no se puede enseñar. Es una respuesta de gratitud que solo proviene de la alegría de la propia salvación.”

 

Evangelismo como un experimento

En una TEDx talk reciente, Tyler compartió sobre cómo entrevistó a 50 personas como un experimento. Durante estas entrevistas, Tyler se reunió con la persona en una cafetería y le hizo preguntas sobre sus creencias sin interponer las suyas. Como resultado, la mitad de las personas a las que entrevistó querían reunirse de nuevo para escuchar lo que Tyler cree y muchos de aquellos con los que habló acabaron convirtiéndose en amigos.

“Veo el evangelismo como una serie de experimentos. Cada experimento que resulta útil se convierte en una herramienta más de nuestra caja de herramientas de evangelismo”, afirma Tyler. “Cuanto más practicamos, más aprendemos a usar esas herramientas con eficacia a medida que crecemos en discernimiento y en relación con el Espíritu Santo”.

Con eso en mente, no hay fracasos cuando se trata de compartir tu fe. Si pruebas una táctica y no sale bien, igual has aprendido algo valioso sobre esa táctica.

Algunos consejos:

Pero no entraste en este artículo solo por ánimo. Querías consejos, así que le pedimos a Tyler que compartiera algunas de las herramientas importantes en su caja de herramientas de evangelismo. Esto es lo que compartió:

  • Memoriza los conceptos clave del mensaje del Evangelio. (Nota del editor: La app de GodTools puede ayudar con esto).
  • Escribe tu testimonio personal (una versión larga y una corta) y practica compartiéndolo con un amigo cristiano.
  • Encuentra maneras de servir a las personas en tu comunidad, incluyendo tus vecinos internacionales.
  • Organiza una comida semanal y sigue una serie de videos como el curso Alpha o Explora a Dios. También podrías ver una película como El caso de Cristo (seguido de los documentales).
  • Haz una “Lista de Impacto” de tres amigos que estén lejos de Dios y ora por ellos constantemente. (Nota del editor: La aplicación MissionHub puede ayudar con esto).
  • Invita a tus amigos a las actividades de la iglesia y preséntales a tus amigos cristianos.
  • Recopila buenas preguntas e invita a personas a una entrevista tomando un café.
  • Crea tu propia biblioteca de libros y videos sobre apologética. Me gustan especialmente los recursos de Lee Strobel, Timothy Keller y J. Warner Wallace.
  • Pídele a tu amigo que se reúna contigo una vez a la semana para leer libros y ver videos juntos. Un libro excelente para empezar es Confident Faith de Mark Mittelberg.
  • Hazle a tu amigo lo que yo llamo La Pregunta Hipotética* e invítale a orar lo que yo llamo La Oración del Escéptico**. (Explico estos conceptos en mi charla TEDx).

Quizá lo más importante que debes tener en cuenta es que no depende de ti. No puedes salvar a nadie, no puedes hacer nada para que alguien acepte a Cristo. Solo el Espíritu Santo puede hacer ese trabajo en sus corazones. Tu trabajo como cristiano es simplemente compartir el Evangelio en el poder del Espíritu Santo y dejar los resultados a Dios.

*La Pregunta Hipotética: Hipotéticamente, si todas tus preguntas tuvieran respuestas que dieran más razones para creer en Dios que para no creer, ¿Qué harías?

**La oración del escéptico: Dios, si estás ahí fuera, ¿podrías hacer lo que sea necesario para ayudarme a encontrarte?

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